La salud mental y emocional es uno de los temas que más han tratado los medios de comunicación durante el duro confinamiento al que nos sometimos producto de la crisis sanitaria por el coronavirus. Inesperadamente, tuvimos que cambiar nuestra forma de vivir, de trabajar y de relacionarnos de manera drástica. Nuestros días se trastocaron y tuvimos que aprender a hacer las cosas de una manera diferente. ¡Todo un reto!
Lo que tanto demandábamos, de la noche a la mañana nos sobraba: el tiempo. Aquella rutina a la que tanto nos costó acomodarnos se desmoronaba ante nuestros ojos y llegaba el momento de comenzar de cero otra vez y de estructurar nuestros días de una manera muy distinta. ¿Para bien o para mal? Seguramente eres de los que ha sacado mucho provecho a este año al reconocer que gozar de buena salud es lo primero y que, a partir de ello, es cuando somos capaces de gestionar mejor otros aspectos de nuestra vida como el trabajo o nuestras relaciones personales.
En todo este panorama, la rutina ha jugado un papel fundamental. Llevar una vida equilibrada y organizada contribuye significativamente no solo al bienestar mental y emocional, sino también al físico. Establecer horarios y hábitos diarios es necesario para mantener la mente activa y cuidar de nuestro organismo.
De hecho, y, principalmente en los adultos, la falta de rutina prolongada puede llegar a tener efectos negativos y pasarte factura. Si no estás acostumbrado a llevar un horario adecuado de sueño, si no te alimentas bien y en los horarios apropiados, o si simplemente no te dedicas tiempo de calidad para disfrutar en familia, solo o con amigos, entonces es momento de detenerte a meditar al respecto. Tu cuerpo y mente te lo agradecerán.