Cobertura de farmacia: ¿cubre el seguro médico las medicinas?

Para acceder a medicamentos subvencionados y no abonar su coste total, es necesario que sea un médico de la Seguridad Social quien los recete. Es decir, si un profesional de la sanidad privada emite una receta, el asegurado tendrá que pagar el precio real del fármaco.

Sin embargo, existen compañías de seguros que ofrecen la cobertura de farmacia entre sus servicios. Esta garantía permite el reembolso de un porcentaje del coste de los medicamentos al asegurado y, en muchos casos, no tiene restricción de edad. Eso sí, la aseguradora no está obligada a costear todos los fármacos que se compren en la farmacia, ya que esta cobertura suele tener algunos límites.

Además, una condición que suelen imponer las aseguradoras es que todas las personas incluidas en el seguro de salud deben contratar esta cobertura.

El gasto de los medicamentos durante el ingreso, la intervención y/o el tratamiento de la enfermedad suelen estar incluidos en las coberturas de los seguros de salud con hospitalización. Sin embargo, cuando se trata de fármacos que se prescriben en consulta, esta garantía es adicional, de modo que es la persona asegurada quien debe contratar específicamente este servicio.

Además, hay que destacar que la cobertura de farmacia suele presentar algunas limitaciones y exclusiones.

Los usuarios del Sistema Público de Salud suelen abonar entre el 40% y el 60% del precio total de un medicamento. En otras ocasiones, como ocurre con los pensionistas, tan solo es necesario pagar el 10% del precio del fármaco.

En el caso de un seguro de salud privado, cada compañía de seguros establece el porcentaje que devolverá al asegurado por cada medicamento en función del tipo de póliza contratada. A menudo, esta cantidad oscila entre el 50% —en los seguros más básicos— y el 80% —en los seguros más completos—.

Para que una aseguradora reembolse los gastos de un fármaco, este debe estar autorizado, ser necesario para tratar al asegurado y estar cubierto por la póliza. Es decir, los medicamentos que están incluidos en la cobertura de farmacia son aquellos que están registrados con código nacional, los tratamientos de larga duración, los fármacos para la alergia y las vacunas.

Si bien los medicamentos que quedan excluidos son aquellos que no están registrados, que no han sido prescritos por un profesional y que no se despachan en farmacia, cada aseguradora fija cuáles son los requisitos para excluir un medicamento de su cobertura.  

Para solicitar la devolución del coste de un fármaco es imprescindible poseer la prescripción del médico. En el caso de las pólizas de reembolso, cualquier profesional, asociado o no a la compañía aseguradora, podrá expedir la receta. En cambio, en los seguros tradicionales será necesario que el médico que haga la prescripción forme parte del cuadro médico de la aseguradora.

Además, el reembolso de los medicamentos tendrá que realizarse por escrito. A menudo, bastará con rellenar una solicitud y adjuntar todas las prescripciones hechas por el médico, así como las facturas de la farmacia. Eso sí, las compañías suelen imponer un plazo máximo para solicitar la devolución, por lo que conviene revisar las condiciones de la póliza. De lo contrario, podría excederse el plazo y el seguro no se haría responsable de los gastos.

La cobertura de farmacia es una garantía adicional que ofrecen los seguros de salud. Sin embargo, el reembolso que ofrece cada compañía depende de cada aseguradora. Por esta razón, te recomendamos que revises las condiciones de la póliza y resuelvas tus dudas con un asesor profesional.

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