Pisar el freno a la hora de invertir

16/12/2020
rentabilidad y riesgo

¿Alguna vez has escuchado sobre los sesgos cognitivos? Son atajos que utiliza nuestra mente para procesar información rápidamente antes de actuar. Al tomar una decisión impulsiva, casi de forma automática, basados en un pensamiento poco racional y lógico, estamos más expuestos a equivocarnos.

Podríamos decir que existen más de 100 sesgos cognitivos identificados y la solución rotunda es aprender a controlarlos. ¿Cuál es el problema? Que no es una alternativa sencilla, pero sí la más conveniente y por la que deberíamos apostar. Una opción para disminuir los riesgos de invertir en acciones o en cualquier otro instrumento financiero es contar con un asesor que nos ayude a construir un patrimonio personal desde la seguridad y el conocimiento, y no desde el miedo y la incertidumbre.

1.     Educarnos. Entender los principios financieros básicos es primordial para aprender a manejar nuestros estímulos y poner freno a los sesgos cognitivos que empañan nuestras decisiones económicas. Cuando sabemos identificar e interpretar las consecuencias de nuestros movimientos financieros, estamos en mayor capacidad de saber lo que puede o no perjudicarnos, para tomar así mejores decisiones.

 

2. Mantener siempre la calma. Respetar los plazos de inversión previamente establecidos es fundamental para controlar la incertidumbre. Cuando nos anticipamos y actuamos por el miedo a soportar pérdidas ante la caída de los mercados, corremos el riesgo de no poder beneficiarnos de la remontada posterior. En este sentido, determinar unas expectativas acordes a la realidad es vital para no decepcionarnos en vano.

 

3. No imitar lo que otros hacen. Desde el punto de vista psicológico, a esto se le conoce como el sesgo del arrastre. Cuando los riesgos de invertir nublan nuestra capacidad de tomar decisiones, optamos por seguir corrientes e imitar las decisiones de otros. ¡Un grave error! Ante el pánico e incertidumbre, en lugar de modificar nuestras perspectivas de inversión a largo plazo, lo que deberíamos hacer es mantener la calma y analizar la situación detenidamente. Si no contamos con el conocimiento necesario, lo más apropiado es acudir a nuestro asesor financiero.

 

4. Contar con asesoramiento financiero. Diseñar un objetivo de inversión coherente, crear las expectativas correctas para sus clientes o identificar inversiones de bajo riesgo son las responsabilidades de un asesor financiero, quien además ayuda al inversor a formarse en la materia.

 

5. Aprender a controlar el optimismo. En el ámbito de las inversiones, tener una visión demasiado optimista respecto a tus posibilidades de rentabilidad también puede ser peligroso y arriesgado. El exceso de confianza puede hacer que creas que tienes menos posibilidades de equivocarte o de que las cosas vayan mal.

 

6. No te sobreexpongas a la información. La sobrecarga de información puede hacer que tomes decisiones por impulso. La confusión y los movimientos equivocados también llegan cuando recibimos demasiados estímulos a través de los medios de comunicación o de las redes sociales. Mantenerlos al margen y saber seleccionar es imprescindible para pisar el freno a la hora de invertir y hacerlo inteligentemente.

 

Si quieres poner a trabajar ese dinero que tanto te ha costado ahorrar y buscas ganar cierta rentabilidad, desde Allianz ponemos a tu disposición nuestros asesores financieros. Contacta con nosotros hoy mismo y descubre cómo podemos ayudarte a construir un patrimonio de cara al futuro.

 

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