Un activo financiero es un derecho que una persona (o entidad) tiene sobre los ingresos futuros de otra. Es decir, no es algo físico como una casa o un coche, sino un valor que representa una inversión y la promesa de obtener una rentabilidad a futuro. Ejemplos de ello son una acción de una empresa o un bono emitido por un gobierno.
En cambio, un activo no financiero es tangible: bienes inmuebles, maquinaria, materias primas… En otras palabras, puedes tocarlos o usarlos. Los activos financieros, aunque intangibles, suelen ser más líquidos (se pueden vender fácilmente) y se negocian en mercados regulados.