5 Tipos de activos financieros

Antes de conocer cuáles son los tipos de activos financieros que pone a nuestra disposición el mercado financiero, conviene entender qué son exactamente y cómo funcionan.

Un activo financiero es un instrumento de inversión que permite al inversor obtener una rentabilidad por el capital invertido. A diferencia de los activos tangibles (maquinaria, equipo de oficina, propiedades, etc.), los activos financieros carecen de valor físico, por tanto, no se contabilizan como parte del PIB (Producto Interior Bruto) de un país, pero sí forman parte de los recursos que impulsan el crecimiento económico de una sociedad.

Cuando hablamos de los diferentes tipos de activos financieros, tenemos que distinguir entre dos figuras: por un lado está el comprador quien es el que adquirirá rentabilidad de sus ahorros, y por el otro, el vendedor, cuya necesidad es conseguir financiamiento.

Los activos financieros son emitidos por las entidades económicas: compañías, comunidades autónomas, gobiernos...

Aunque existen muchos tipos de activos financieros, hay ciertas características que todos comparten y que deberías conocer si estás pensando en invertir tus ahorros en alguno de ellos. A continuación, te explicamos cuáles son:
Cuando invertimos, de antemano, tenemos que saber que asumimos cierto riesgo. Este será más elevado en la medida en la que más rentabilidad pretendamos obtener de un activo financiero. En palabras sencillas, podríamos decir que el riesgo de los activos financieros indica la posibilidad que existe de perder parte del dinero invertido.
Quien invierte lo hace porque espera obtener una rentabilidad a cambio. Dicha rentabilidad suele depender de los tipos de interés. Es decir que, cuanto más alto sea el tipo de interés, mayores serán los rendimientos generados.
Es la capacidad que tiene un activo financiero para convertirse en dinero que pueda ser retirado en caso de sufrir pérdidas sin ser penalizado o sin perder los beneficios generados hasta entonces.

Los activos financieros se pueden clasificar en renta fija y renta variable. ¡Veámos por qué!

  • Renta fija: son emitidos por empresas o entidades financieras que necesitan financiación y a cambio ofrecen una rentabilidad garantizada al 100%. Es decir que, se comprometen desde el principio a devolver el capital invertido y una cierta rentabilidad al cabo de un período de tiempo que previamente se establece entre ambas partes.
  • Renta variable: a diferencia de los activos financieros de renta fija, los de renta variable no garantizan ni la recuperación del dinero invertido ni la rentabilidad. De hecho, existe la posibilidad de perder absolutamente toda la inversión. Son más rentables que los de renta fija, pero también más arriesgados.

Según el plazo de vencimiento (el tiempo en el que debe permanecer el capital invertido para obtener la rentabilidad esperada), los activos financieros también pueden clasificarse en activos de corto plazo y activos a medio y largo plazo.

  • A corto plazo: se amortizan en un plazo de tiempo, generalmente, menor a los 12 meses. El nivel de riesgo de estos productos es bajo y, por tanto, la rentabilidad también es menor. El ejemplo más claro de activos financieros a corto plazo son los depósitos bancarios a plazo fijo.
  • A medio y largo plazo: la duración de estos activos supera los 12 meses pudiendo alcanzar los 10 años. Asimismo, presentan mayores riesgos debido a que es muy difícil predecir la fluctuación económica.
Son títulos de renta variable que permiten al inversor ser propietario de una parte de la empresa encargada de emitir el activo. El riesgo es variable, aunque suele ser medio/alto. Gozan de buena liquidez, permitiendo que el inversor pueda recuperar el capital invertido en cualquier momento.
Las cuentas de ahorro y los depósitos a plazo fijo son ejemplos de depósitos bancarios. Se caracterizan por un riesgo bajo y una rentabilidad baja. Son ideales para personas con una tolerancia al riesgo baja.
Son activos de renta fija emitidos por el gobierno. Lo normal es que tengan una duración superior a los 18 meses. El objetivo para quienes los emiten es financiar el déficit público.
Es un activo financiero que ofrece una rentabilidad alta, pero así mismo será el riesgo asumido. El documento compromete a la empresa que lo emite a pagar al titular una cantidad determinada en un plazo concreto.
Se refiere a las monedas y billetes que pueden intercambiarse directamente por otros bienes. Son los activos financieros más líquidos y carecen de rentabilidad, riesgo, ni pérdida. Es más propenso a perder parte de su valor producto de la inflación.
 

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