¿Es momento de invertir en renta fija en 2023?

23/12/2022
¿Es momento de invertir en renta fija en 2023?

La realidad inicial es que el panorama macroeconómico sigue siendo complicado. La inflación subyacente puede tardar más de lo previsto en volver a estar bajo control, aunque a medida que las economías se van desacelerando, es probable que la tendencia alcista de la inflación general se vaya atenuando un poco. Con todo, aún hay riesgos en el camino.

Esto quiere decir que es posible que los mercados hayan juzgado mal la política monetaria en dos sentidos: en relación con el nivel al que tendrán que llegar a subir los tipos, y mantenerse durante algún tiempo, para poder estabilizar y reducir la inflación; y la magnitud en que habrá que reducir las medidas de relajación cuantitativa a través de la compra de activos.

El crecimiento mundial podría seguir manteniéndose por debajo de su potencial en los próximos meses. Cada vez es más probable que se produzca una recesión mundial, debido a los vientos en contra derivados del endurecimiento de las condiciones financieras y la reducción de la capacidad adquisitiva de los hogares. La foto macro es la que tiene que determinar qué se debería hacer como inversores. 

Si bien es cierto que la venta masiva de deuda pública británica en octubre de 2022 fue realmente llamativa en ciertos aspectos, lo cierto es que significó que los inversores podían añadir la “estabilidad financiera” a una lista de riesgos que ya incluía la “pertinaz inflación” y la “recesión profunda”.

En este sentido, las perspectivas para los bonos se han complicado: las medidas de volatilidad implícita y realizada de los bonos siguen siendo elevadas y muy inestables para asumir demasiado riesgo directo y unidireccional en las carteras.

Teniendo en cuenta la incertidumbre macroeconómica, podría ser el momento equivocado para invertir de forma significativa en bonos de más largo plazo o con un mayor riesgo de crédito. 

Asimismo, los bonos flotantes son otra forma de añadir exposición a la deuda corporativa de corta duración con menos riesgo de tipo de interés. Debemos tener en cuenta que las rentabilidades de los bonos flotantes tienden a ser más bajas que las de los bonos corporativos a tipo fijo.

El cambio a un régimen impulsado por la inflación (en contraposición a un régimen impulsado por el crecimiento) está empezando a abonar las oportunidades para las estrategias de bonos flexibles que podrían beneficiarse de las discrepancias de precios en los mercados mundiales.

Las condiciones del mercado se han vuelto más propicias para un posicionamiento táctico y de valor relativo, buscando beneficiarse de forma gradual de los movimientos de los diferenciales entre países. Los inversores particulares pueden dejar las decisiones más difíciles en manos de expertos que sean capaces de gestionar de forma dinámica y flexible una cartera que se adapte a nuestro perfil de inversor.

Algunos bancos centrales van por delante de otros en el ciclo de subidas de tipos, y estamos empezando a ver los primeros signos de una mayor divergencia en las expectativas en relación con la política monetaria.

Es posible que dentro de poco los inversores quieran apostar de forma más estratégica, pero de manera progresiva, por los mercados desarrollados de referencia, que podrían beneficiarse de una huida en busca de la seguridad.

Esto incluye mercados en los que ya se han producido importantes subidas de tipos, donde se pueden encontrar rentabilidades reales más positivas a lo largo de la curva y donde las expectativas de tipos de interés terminales son elevadas en comparación con el tipo percibido como “neutral”.

Si tienes dudas sobre cómo empezar a actuar o sobre qué tipo de estrategia se adecua mejor a tu perfil, contacta con un asesor profesional.

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