Los planes de pensiones privados son productos de ahorro diseñados para que en el momento de la jubilación podamos contar con unos ingresos complementarios a las pensiones públicas.
De esta forma nos aseguramos de que podremos mantener un nivel de vida adecuado, sin perder capacidad adquisitiva, en un momento vital en el que además tendremos más tiempo para dedicarlo a nuestras aficiones y a aquello que nos apetece: viajar, disfrutar del tiempo ocio, etc.
Lo habitual es que la pensión estatal de jubilación solo cubra parte de los ingresos que durante nuestra vida laboral obteníamos a partir los rendimientos del trabajo. Además existe bastante incertidumbre sobre cómo evolucionarán las pensiones públicas en un futuro, cuánto percibiremos, a partir de qué edad o qué porcentaje de nuestro salario alcanzará, etc.
Otro de los factores que hemos de tener en cuenta a la hora de planificar nuestra jubilación es el impacto de la inflación en nuestros ahorros. Con el paso del tiempo, debido al aumento continuado de los precios, la cantidad de dinero que hemos ahorrado pierde capacidad de compra. Para mitigar esta pérdida de capacidad adquisitiva, conviene incrementar las aportaciones al plan de pensiones al mismo ritmo que la inflación.