Las emociones a las que nos enfrentamos tras la muerte de un ser querido, familiar o amigo cercano son muchas y complejas de asimilar, sobre todo cuando tenemos que hacernos cargo de los trámites burocráticos derivados de una pérdida semejante, como el reparto de los bienes que el difunto ha dejado en vida. Si se contaba con un seguro de vida, el dinero del mismo irá directamente a los beneficiarios que se dejaron estipulados, lo que facilita bastante las cosas a la hora de completar el trámite. Pero en aquellos casos que no disponen de él, el reparto de pertenencias se puede tornar complicado.
Lo primero que necesitas es la asesoría de un abogado sobre la modalidad que más te conviene, así como los detalles que deben tratarse en cada caso. La ley estipula que quien deja el testamento debe tener más de 14 años y no sufrir de ninguna discapacidad que le impida redactarlo, lo que debe ser probado por una sentencia judicial.