En primer lugar, hay que entender si la moto a la que queremos contratar el seguro se puede realmente categorizar como clásica o antigua. De hecho, son dos términos que en muchas ocasiones se confunden y que conviene conocer la diferencia. Una moto histórica es aquella que tiene un trato de la DGT diferente y puede o no coincidir con la que consideremos como clásica.
Una moto es clásica cuando se trata de un modelo antiguo, que ha marcado una época e influenciado a modelos más actuales. Sin embargo, la moto histórica debe respetar una serie de requisitos definidos por la normativa de tráfico:
● Antigüedad: debe tener al menos 30 años desde el momento que salió de la fábrica o desde que se realizó la matriculación.
● Modelo: tiene que ser uno que ya no se fabrique.
● Estado: no puede haber sufrido modificaciones de ningún tipo en su motor, frenos, dirección, suspensión o carrocería. Es decir, la moto debe de estar en su estado original.
● Interés cultural: debe figurar en el Inventario General de Bienes Muebles del Patrimonio Histórico Español
Una vez comprobado si tu moto cumple con estos criterios, podrás tramitar el proceso para registrar la moto como histórica. Esta gestión no es inmediata, lleva un tiempo y puede costar entre 600 y 800 euros. Una vez aprobada, entrará dentro de la categoría de moto clásica y deberá seguir una serie de restricciones de velocidad y circulación.
Por lo que se refiere al seguro, que es lo que nos interesa en este artículo, podrás beneficiarte de una póliza especial. Además, una moto histórica no tiene que pasar la ITV con la misma frecuencia que una clásica.