Cuando fallece un ser querido son muchas las cuestiones que hay que asimilar. Por un lado, está el dolor que de por sí causa la pérdida de un familiar y, por el otro, una serie de gestiones administrativas que no solo suponen tiempo, sino también dinero.
La economía familiar es otra de las cuestiones que se ve afectada cuando fallece la persona responsable de llevar el sustento al hogar. En ambas situaciones, la contratación de un seguro que proteja a la familia del asegurado en caso de producirse su fallecimiento puede marcar la diferencia, incluso, en la propia calidad de vida del núcleo familiar.