La Agravación del Riesgo es una situación en la que las circunstancias del tomador del seguro cambian, aumentando el nivel de riesgo al que se expone. Un ejemplo podría ser el asegurar una vivienda frente a incendios y, tras haber hecho alguna reforma, el riesgo de incendios aumente. Por lo tanto, esto supone una agravación del riesgo que perjudica a la compañía.
¿Cómo actúa un seguro ante una agravación del riesgo?

Ante una agravación del riesgo, las compañías pueden tomar las siguientes decisiones:

 

  • Rescisión del contrato: debido a que el riesgo que está asumiendo la aseguradora es muy elevado y, por tanto, inasumible en esos momentos.
  • Modificación de las cláusulas: incluyendo excepciones y límites para que, así, la aseguradora se proteja frente a las posibles consecuencias.
  • Aumento del precio de la póliza: algo que sucede, por ejemplo, cuando un conductor da muchas partes en un mismo año y es él el culpable.

Para protegerse de las consecuencias que tiene una agravación del riesgo, es importante informar a la compañía de seguros de los cambios que se hayan producido y que agraven los riesgos de la póliza contratada. De esta manera, se pueden negociar las condiciones del seguro para evitar una inminente rescisión del contrato.

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