Buenas prácticas para evitar la volatilidad

¿Cuántas veces has escuchado hablar sobre la volatilidad en bolsa? ¿Realmente entendemos qué hay detrás de uno de los conceptos más utilizados en la Bolsa de Nueva York o en los mercados financieros europeos? Cuando compramos acciones o ponemos nuestro dinero en fondos de inversión lo que buscamos es obtener un rendimiento a cambio de asumir un determinado riesgo que no es más que la probabilidad de equivocarnos.

En otras palabras, podríamos decir que la volatilidad es lo que mide la frecuencia y la intensidad con la que varía o cambia el precio de un activo. Pensemos por un momento en una acción. Pues el precio de esta podría cambiar de manera drástica tanto a la alza como a baja y en ese caso podríamos concluir que se trata de una acción bastante volátil.

Sin lugar a dudas es un término que como inversor debes tener muy interiorizado de cara a tomar buenas decisiones y elegir los productos financieros que mejor se adapten a tu perfil de riesgo y expectativas. Ya sea que decidas invertir en  Unit Linked, acciones o en fondos de inversión, la volatilidad es una de las principales cuestiones que tendrás que valorar.

La volatilidad calcula la rentabilidad media de un activo tomando como referencia un determinado período de tiempo midiendo su porcentaje de fluctuación. Cuanto más rápidas y radicales sean esas variaciones, más volátil es el activo y por ende, mayor es el riesgo que se asume.

Aunque por norma general es bastante difícil predecir el comportamiento que tendrá un activo o un producto financiero, gracias a la volatilidad podemos conocer el sentimiento de confianza o miedo que impera en el mercado. Cuando más “pánico” sientan los inversores, las oscilaciones de los activos serán más amplias. Lo contrario ocurre en escenarios tranquilos en los que la volatilidad tiende a reducirse.

Invertir en cualquier instrumento financiero implica poner nuestro capital en riesgo y, aunque no tenemos todas las garantías de nuestro lado, sí existen algunas medidas que podemos aplicar para disminuirlo o controlarlo al máximo. Te compartimos algunas recomendaciones:

1. Infórmate. No hay mejor forma de invertir que conociendo a fondo las características de los activos que estamos considerando. Asimismo, conviene estudiar y evaluar su rentabilidad. Si necesitas ayuda, busca el asesoramiento de un experto, pero nunca dejes esta cuestión al azar.
2. Anticípate. En el mundo de las inversiones nunca tendremos un control absoluto sobre lo que pueda suceder, pero lo que sí es cierto es que estar informados sobre los cambios que se están produciendo en el entorno nacional e internacional te permitirán construir unas estrategias de inversión que te ayudarán a manejar mejor tus inversiones.
   
3. Diversifica tu cartera de inversión. Los huevos no deben ir en una sola canasta. Esta es la regla de oro de todo inversor. Opta por un portafolio de inversiones equilibrado que te ayude a generar rendimientos más homogéneos.
   
4. Evita salir y entrar de las inversiones. Las personas que mantienen sus inversiones suelen beneficiarse de la tendencia alcista de la bolsa a largo plazo. Además, siempre existe el riesgo de impactar negativamente las rentabilidades cuando perdemos las oportunidades de las mejores jornadas bursátiles. Esto también implica no dejarse arrastrar por el “sentimiento” o tono general del mercado.
   
5. Evalúa resultados y apóyate en las herramientas de gestión. Valora tus rendimientos y evalúa constantemente el comportamiento de tus activos. Como resultado alcanzarás una estrategia de inversión mucho más efectiva en el tiempo. No olvides que por medio de la contratación de un seguro de inversión podrás tener acceso a asesores financieros y herramientas de gestión muy potentes.
   

Recuerda que en Allianz siempre estamos a tu lado para ayudarte y aconsejarte a la hora de tomar decisiones complicadas.

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