
Alergia a los ácaros: síntomas, diagnóstico y prevención

Síntomas de la alergia a los ácaros en la piel: ¿cómo identificarlos?
Los ácaros del polvo no solo afectan las vías respiratorias; también pueden provocar reacciones en la piel. Existen varios síntomas que nos permiten identificar la presencia de alergia a los ácaros en la piel.
- Picazón y enrojecimiento en áreas expuestas
- Eccemas o dermatitis atópica, que suelen manifestarse con sequedad y descamación
- Sensación de irritación constante en zonas como el cuello, las manos y el rostro
- Hinchazón leve o pequeñas ronchas en los casos más graves
Estas manifestaciones suelen empeorar por las noches, dado que los ácaros se concentran en colchones y almohadas. Además, la exposición continua puede agravar enfermedades cutáneas preexistentes como el eccema o la psoriasis. Por ello, es importante mantener una buena higiene en el hogar y considerar fundas antiácaros en los colchones y almohadas.
¿Qué son los ácaros del polvo y cómo afectan tu salud?
Los ácaros del polvo son microorganismos que pertenecen a la familia de los arácnidos. Aunque no pican ni transmiten enfermedades, sus desechos y restos de piel son altamente alergénicos. Cuando estas partículas entran en contacto con las vías respiratorias, desencadenan una respuesta del sistema inmunológico que provoca síntomas como:
- Congestión nasal persistente, incluso al despertar
- Estornudos frecuentes, sobre todo por la mañana
- Lagrimeo y picor ocular que pueden confundirse con conjuntivitis
- Rinoconjuntivitis y tos seca
- Dificultad para respirar en ambientes cerrados o con mucho polvo
En casos más severos, la exposición prolongada a estos alérgenos puede contribuir al desarrollo de asma o agravar los síntomas en personas que ya lo padecen. Además, es común que quienes tienen alergia a los ácaros experimenten un empeoramiento de los síntomas en ambientes cerrados y poco ventilados. Mantener un estilo de vida saludable y evitar el sedentarismo ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y a reducir la sensibilidad a las alergia, muy frecuentes en primavera.
Ácaros de la humedad: cómo afectan a tu salud y cómo prevenirlos
Este tipo de ácaro prolifera en ambientes húmedos, especialmente en zonas mal ventiladas como sótanos, baños o habitaciones con poca luz natural. Encuentran en la humedad el entorno perfecto para reproducirse, lo cual incrementa la concentración de alérgenos en el aire. No obstante, existen diferentes fórmulas para prevenir su aparición.
- Ventilar los espacios cerrados a diario, especialmente en invierno
- Utilizar deshumidificadores en habitaciones propensas a la humedad para mantener los niveles por debajo del 50%
- Lavar la ropa de cama semanalmente a temperaturas superiores a 60 ºC para eliminar ácaros
- Evitar el uso de alfombras en lugares con poca ventilación, ya que acumulan polvo y humedad
- Usar fundas antiácaros en colchones y almohadas para crear una barrera protectora
Además, un seguro médico cuyas coberturas faciliten el acceso a especialistas en alergias y tratamientos específicos te ayudará a tener un diagnóstico temprano y un tratamiento eficaz. De esta forma, podrás saber exactamente a qué alérgenos eres sensible y cómo reducir su impacto.
¿Se puede curar la alergia a los ácaros? Tratamientos disponibles
Actualmente, se puede curar la alergia a los ácaros o, al menos, reducir sus síntomas de manera significativa a través de la inmunoterapia. Este tratamiento consiste en administrar dosis progresivas del alérgeno para que el sistema inmunológico genere tolerancia. Este procedimiento se realiza bajo supervisión médica y puede durar entre 3 y 5 años, logrando una reducción considerable de los síntomas.
Además de la inmunoterapia, contamos con diferentes tratamientos.
- Antihistamínicos para reducir el picor y la inflamación
- Corticoides nasales para aliviar la congestión y la rinoconjuntivitis
- Broncodilatadores en casos de afectación respiratoria severa
- Descongestionantes para aliviar la presión nasal en momentos puntuales
La alergia a los ácaros es una afección muy frecuente, pero la buena noticia es que puede controlarse con las medidas adecuadas y el tratamiento médico oportuno. Un buen seguro de salud puede convertirse en el mejor aliado para reducir las molestias que provoca.
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